domingo, 4 de noviembre de 2012

TERAPIA GESTALT

Describir a Laura, era ciertamente sencillo,  mujer de 21 años, recién egresada, buenas referencias de todos los conocidos, en apariencia estable social y personalmente; quizá la historia publica mas larga fue en cuanto a su salud. Tenia ya varios años que acudía a distintos médicos de diferentes especialidades, situación que le era desagradable, ella desconfiaba de aquellos vestidos de blanco, pues el color no le simpatizaba. 

De por si, no le simpatizaban por el color de vestimenta, con el paso de los años las palabras ásperas y el tono de desesperación en la voz de los médicos hacia ella, ocasionaron que no hubiese marcha atrás en ese odio. Empezando por el medico general, quien diagnostico múltiples padecimientos, y con referencia a otros tantos especialistas. Laura se sentía casi versada en el lenguaje medico, dominaba nombres de diversos medicamentos y enfermedades, sabía de memoria y en orden alfabético los medicamentos para la gastritis, colitis, colecistitis, cistitis, y otras cuantas "itis", le parecía simpático aquel médico con un foco en la frente llamado otorrinolaringologo, el mando a hacer resonancias, tomografías y angiografías; al final solo le hizo una cirugía de nariz. Hizo amistad con un cirujano plástico, con el que acudió por error, pero igual aprovechó el tiempo y se hizo un par de cirugías estéticas, el internista era su favorito pues siempre encontraba un diagnostico mas, nuevos análisis, pero de igual forma no hubo mejoría considerable. Otro fue el reumatólogo quien hizo muchas mas pruebas, busco todo tipo de anticuerpos, incluso anticuerpos contra la fe; el colmo de su situación hubiera sido tener autoanticuerpos, que su propio cuerpo se odiara. La ginecóloga aposto por desordenes hormonales, el endocrinólogo puso como villana a la tiroides, el neurólogo determino crisis de ausencia, cardiólogo, anestesiólogo, etc; cada uno con un  diagnostico propio y mas propuestas de tratamiento. Y la lista aumentaba, pronto llego el turno del psicólogo, después de 2 años de terapia no había nada diferente. Un día todos se rindieron, ya no más diagnósticos, ya no habia nada más, solo señalaron el rumbo hacia el psiquiatra. Y al ver que el último camino, no conducia a nada, la psiquiatría no daba solución total, pero le ofrecía remedios poco convencionales, dormir era la respuesta; y encontró cierta paz, lo malo es que tenía que despertar en ocasiones...nada es perfecto...

Podría decirse que tenia manías como cualquiera, pero solo ella sabia la verdad,  por que todo surgía con una bocanada de soledad nocturna, el infierno se desataba ahí frente al espejo, cada día después de mojarse la cara, al mirar su reflejo solo quedaba encararse asi misma con un soliloquio.-con una sonrisa ligera Laura se decía a si misma-Tengo ganas de sentirme mejor, lo he intentado todo, he accedido a la ultima opción de tratamiento. El día de mañana recibiré terapia con electricidad, el doctor dice que es como empezar de nuevo, unos cuantos voltios paralizan todo tu ser momentáneamente, y todo vuelve a comenzar, es morir y renacer en una mesa de metal ;esta será mi versión de terapia gestáltica. Me veo en el espejo y es un clásico, manos y piernas atadas, sin poder hablar con un protector bucal, y los electrodos en mi cabeza que harán el milagro...por primera vez en mucho tiempo en su reflejo se veía una sonrisa...

Al día siguiente llego al consultorio, y después de las formalidades pertinentes para la ocasión, -ella dijo- doctor, adelante, tengo ganas de sentirme bien, encienda ese botón, tengo ganas de despertar y sonreir....pero no se preocupe si no despierto, igual estará bien...seguramente me sentiré mejor

2 comentarios:

Unknown dijo...

pero no se preocupe si no despierto, igual estará bien...seguramente me sentiré mejor
Me gusta mucho lo que escribes, seguire tus publicaciones igual y algun dia escribes una que pueda dedicar

filio julio dijo...

Que se haga costumbre :)