miércoles, 19 de febrero de 2020

Último giro

Decidir cambiar es complicado, todos los saben y pocos se atreven. Cuando decides empezar, lo intentas una y otra vez, pero nada parece salir bien, desconozco la curva de aprendizaje para todas las cosas, sin embargo, estoy segura y me rendiré antes de llegar a un número respetable de intentos. Llegué 15 años tarde a todo, en ese tiempo me escondí de la vida, solo me impuse como meta llegar justo al punto q estoy ahora, no se que sigue, este era mi punto final. Y ahora  me dicen que debo volver, regresar al punto donde hace 15 años decidí empezar a evadir, de pronto me siento en una versión bizarra de la película volver al futuro. Hay días en los que pregunto frente al espejo ¿Todo salió bien? Creo q si, -contesto cada vez-; aunque recientemente, empecé por agregar una excusa, o quizá dos; pero en general creo no debería quejarme, y aún así lo hago. El psiquiatra, ha decidido jugar la ruleta rusa con mi estabilidad, me dio varias tareas a realizar. Una de ellas consiste en pensar en situaciones o cosas q siempre quise y no pude tener, ya sea por miedo a intentarlo o por qué me rendi en los intentos, suena demasiado descabellado, si soy franca. Pensé en varias opciones: patinar, bailar, dibujar, maquillarme, cocinar, hacer postres, leer más, pintar con acuarelas y con colores pastel; se me ocurrieron muchas más, pero él considero agregar: " debes conocer más gente, ser amable, conversar con todas las personas, ser más accesible, hablar y no juzgar, llorar, pero sobre todo hablar de ti misma". 

Es imposible hacer algo de esto y no sentirme totalmente pérdida, no se ni por dónde empezar; tengo el deseo constante de huir al hueco de siempre, y por supuesto, justo desde ahí escribo esto. 

Pienso y reflexiono, por que acepté jugar ruleta, por qué vuelvo y la hago girar una y otra vez, tal vez la veo como un arma con demasiadas balas y de pronto una de ellas, logrará eso que siempre he buscado. No se si vuelvo para responderme esa interrogante, o para mantener la estructura de siempre. Las dudas eternas, y esas ideas recurrentes me obligan a volver a ese consultorio, ¿por qué no estoy muerta?, ¿Por qué me falta el valor? ¿Por q el destino no me ha colaborado, por q no ha sucedido, si lo he deseado con todas mis fuerzas?, quiero morir desde que tengo uso de razón, lo pensé, lo sentí, lo escribí, lo he intentado de forma inconsciente, según dice el vigía de mi estabilidad mental, "llevas tantos intentos, que incluso yo me sorprendo que sigas aquí". Francamente yo apuesto por la falta de valor, me da miedo sufrir, quisiera algo sin dolor, sin enterarme de nada, solo cerrar los ojos y no tener necesidad de volver a abrirlos, quisiera dejar de fingir los saludos, la amabilidad, la felicidad, las ganas de vivir. 

Mi primer y último pensamiento es: ojalá hoy sea el último día... ojalá. Pero nunca pasa, aquí sigo, haciendo preguntas y de camino al consultorio, lleno de gente rota como yo, nos saludamos con fraternidad, es como reconocer a quien le duele lo mismo que a ti, es como si fuéramos habitantes del mismo planeta, tenemos pasaporte a mundos distintos, pero con visa hacia la locura de forma inequívoca, y vamos a los mismos lugares. Todos nosotros consideramos ser ajenos, no pertenecemos a este lugar, por eso vivimos a la fuga, buscando un ancla, un nuevo mundo de donde ser parte; el consultorio es como un aeropuerto, visitamos la realidad por un rato y salimos de ahí levantando el vuelo a los lugares seguros q conócemos. 

Con las tareas asignadas, pretenden detenerme por más tiempo en tierra, pero dudo de la efectividad, no solo para mí, más bien para todos, lo intento de verdad, pero nada ha pasado, sigo queriendo volar, tal vez es tan simple como eso, quizá pertenecemos a ese ecosistema y la biologia nos llama. Es apenas lógico pensar " son ciertas las teorías de reencarnación" y en el pasado nunca hemos pertenecido a la tierra, somos la reencarnación de aves y simplemente no podemos quedarnos, debemos volar, migrar, y seguir un camino infinito en el aire. Yo lo propondría como una teoría sería sobre la mesa, más no quiero estar encerrada de nuevo, todas nuestras ideas les parecen dignas de ser encerradas, prefiero ir una vez por semana al aeropuerto que permanecer retenida en la aduana de la locura, llena de personajes con bata, con más teorías y tareas por asignarnos; salir de ahí si que es una odisea, y cada que vuelvo a entrar, siento menos capacidad de salir, al llegar siento ganas de rendirme y acompañar a mis hermanos q se quedaron ahí, inmóviles, esperando por la proxima oportunidad para reencarnar y suplicar por la oportunidad de conseguir estar llenos de plumas verdaderas, para que nadie pueda juzgarnos por permanecer lejos de la tierra, acariciando el viento y las nubes.

Hay días q estoy cansada, como hoy, fastidiada de vivir esperando, anhelando por que la siguiente vida, me toque un lugar q corresponda con mi mente, siento intranquilidad por no ser lo que debiera, de no poder estar aquí y ser normal. Necesito parar esto por un rato; no tener tareas asignadas por alguien, no estar vigilada, no cargar medicaciones, aunque no se muy bien que más haría, solo siento que lo quiero. Es posible que no consiga saberlo nunca, tal vez es una condena, y aunque consiguiera  la capacidad de ser normal, encuentre la manera de no estar, y solo seguir volando.

De pronto pasan cosas y permanezco por más tiempo, como ahora, considere q podía desarrollar relaciones normales, platicar y comer juntos, hacer planes, duró más que cualquier otro intento, eso si debo reconocerlo, quedé muy cerca de creerlo. Hablábamos, compartíamos y todo parecía bonito, incluso empecé a sentir, y sobre todo a querer sentir, de pronto todo desapareció. En ese lapso, entendí por qué tanta gente se queda anclada a la tierra, y no tienen deseos de conocer la fuga en la cual vivimos nosotros. Duro tan poco, que podría lamentar la corta duración, pero si el dolor es proporcional al tiempo, esto fue lo mejor, no resistiría; de pronto me sorprendo con una mirada de nostalgia, mientras emprendo el vuelo al salir del consultorio, por momentos quisiera regresar y decir vamos a seguirlo intentando, quiero pertenecer y dejar de vivir en fuga, pero recuerdo el dolor y sigo mi camino. Trato de repetirme, hay cosas que no son para uno, simplemente no encajamos, es la mejor forma de explicarlo. Vivir sin aterrizar te regala mucho tiempo, espero sea suficiente, para entender definitivamente a dónde pertenezco, cuáles son las únicas cosas que puedo llevar conmigo. Voy a dejar de invadir lo desconocido para sentir que puedo jugar a ser valiente, creer en esa frase de querer es poder, es la cosa más estúpida que he podido pensar. Hace años tengo comprobado que no es verdad, tantas veces he querido, deseado, llorado y anhelado por la posibilidad de morir, o tener el valor de hacerlo, más sin embargo, aquí sigo, surtiendo recetas para medicamentos controlados, sin atreverme a disolverlos en un vaso, y lograr que esa maldita ruleta rusa, deje de girar de una vez por todas